Ya sé que un abeto es más vistoso, más.... ¿moderno?, que puede ser más divertida su decoración, que incluso puede ocupar poco espacio, que ahora ya son ecológicos, y muchas cosas más. Pero dónde se ponga un Belén que se quite todo lo demás!!!
El ritual anual de sacarlo de su caja, volver a colocarlo en su lugar, el obligado paseo por el Mercado de Navidad buscando ese detalle novedoso para incorporar a lo que ya tenemos, es una tradición que para las entusiastas de estas fiestas seguro se convierte en uno de las momentos más mágicos e ilusionantes de la Navidad.
La liturgia que cada año repetimos con el Belén será lo que quede en nuestra memoria, en la de los más pequeños y así, años después, tendremos recuerdos entrañables de estos días, de estos momentos, recordaremos a quienes nos quieren y son queridos, recordaremos nuestro hogar, nuestro rincón en el mundo, de manera especial y sabremos que siempre están y estarán.
Fuentes : Internet
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