Flores y velas, velas y flores.... el dúo perfecto, la pareja ideal, para las noches de verano.
No pueden faltar en esas cenas relajadas, en el exterior o en el interior, pero sosegadas y cómodas.
Son buenas compañeras, nos darán frescura y calidez al mismo tiempo.
La luz ténue de las velas, con su centelleante crepitar, junto al aroma de las flores, dispersas por diferentes rincones de la estancia en la mesa o sobre auxiliares, y sus colores, harán que esos momentos sean mágicos y sobre todo, deseables.
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