Hay veces que me gustaría detener el tiempo.
Hace unos días organicé una comida en casa con algunos amigos. Y realmente resultó ser unos de los ratos más agradables vividos últimamente.
La comida fue deliciosa, en una mesa decorada con mucho mimo, el ambiente tan distendido y cómodo que quería prolongarlo en el tiempo, muy consciente de que tardaría en repetirse.
Y casi lo consigo con el café de la sobremesa, servido en un juego de tazas maravilloso que deslumbró a todos.
En esos momentos es cuando también la estética que nos acompaña contribuye a que sean momentos inolvidables.
Ojalá pudiéramos congelar esos pequeños momentos de felicidad absoluta que de vez en cuando nos regala la vida.
De momento, yo me conformo con ser consciente de ellos y disfrutarlos....
Fuentes : Internet, propias.
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