Originarios de la China milenaria, fueron introducidos en Japón por sus artesanos, siguiendo los patrones chinos ya establecidos. Y fue en Japón donde se sofisticó su creación.
Este conjunto de pantallas, aunque también nos podemos encontrar un único panel, unidos por bisagras, de fino papel, lujosa seda o exóticas maderas, bordados o pintados, originariamente con escenas de la naturaleza, batallas ancestrales o con rica caligrafía, fueron utilizados como separaciones y piezas destacadas en dojos, residencias y tiendas de China y Japón, durante varias dinastías. Y de allí nos llegaron, para obsequiarnos con separaciones flexibles, fáciles de trasladar y como exóticos elementos decorativos.
Su versatilidad hace que los podemos encontrar en diferentes estancias de nuestras casa : vestidores y baños son sus preferidas, aunque en salones y dormitorios también se dejan ver. Aquí especialmente como cabeceros, destacando así la pared más importante de esta estancia.
En todas ellas aportará lujo y misterio, convirtiéndose en indiscutible protagonista.
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